domingo, 16 de agosto de 2009
los pobres
viernes, 14 de agosto de 2009
Esperas
lunes, 10 de agosto de 2009
JAZZ NEGRO
Ayer me vestí de negro y me asome al mundo de los bares de copas y antros de perdición a los cuales hacia tiempo que no visitaba. Al principio solo escuchaba el taconeo de mis pisadas, la calle estaba desierta, cubierta por la humedad del relente que reflejaba la luz de las tenues farolas que iluminaban la calle. Al final de la calle unas luces de neon verdes, rojas y amarillas, marcaban un compás de dos por cuatro, a las cuales hice coincidir con el pisar de mis pasos, cuando llegue abrí la puerta del garito y empecé a escuchar una melodía triste de jazz, el chaston de una batería vieja acompañaba el sonido grabe del contrabajo y un saxo ejecutando unas escalas frigias, tristes pero armoniosas y relajantes. Me recosté en la barra hasta que una camarera me dijo:
-¿te has perdido?
- no, le conteste con actitud seria
- ¿entonces tomaras algo?
- Si, por favor, un wiski con hielo, solo, quiero que me dure bastante.
- Esta hecho.
No le costo demasiado darse la vuelta y coger una botella de Jack Daniels y en baso ancho dejo caer dos cubitos de hielo intentando que el tin tin de estos coincidiera con el compás del chaston, después derramo el wiski por encima del hielo, con la maestría de una camarera experta en solitarios.
Había poca gente en el bar, una pareja al fondo de la sala intentaba encontrar un poco de intimidad para retozar de pie, los músicos de jazz a media luz a la derecha, la camarera detrás de la barra y yo delante de ella. Me invito a sentarme con ella, no tenia demasiado trabajo y entablamos una conversación hablando de lo divino y lo humano incluso de la metafísica de la vida, todo esto mientras saboreaba a Jack y el hielo se fundía con él.
Detrás de nosotros había un pintor, en un lienzo plasmaba el ambiente decadente del bar. A la izquierda de los músicos y sin hacer ruido, resaltaban las teclas amarillentas de un piano sin usar, parecía que me decía acaríciame, insistentemente una y otra vez, y como un impulso de improvisación me levante de la silla y me acerque a él, acaríciame, insistió, y apoyando mis manos en el teclado comencé a confeccionar los acordes que le faltaban al saxo.
No habían pasado diez compases cuando sentí una presencia en mi cabeza que se deslizaba de detrás hacia delante, no quería saber que era, no quería saber quien era, pero por debajo de mi brazo apareció un baso ancho con mi amigo Jack.
viernes, 7 de agosto de 2009
SABER VOLAR ES IMPRESCINDIBLE
No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de sorportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.
lunes, 3 de agosto de 2009
NO TRAJE EL TRAJE
su infalible mañana y su poeta. (ANTONIO MACHADO), y ya hace años de esto, pero seguimos igual, el poderoso mandando, el ciudadano pagando, y al final pa que, seguiremos votando cada cuatro años, seguirán ganando todos seguiremos pagando impuestos y además de todo ,DOS HUEVOS DUROS
domingo, 2 de agosto de 2009
Sin Huevos, Sin Autoridad, SINVERGÜENZA.
sábado, 1 de agosto de 2009
Jesuitas, Parrocos y sumisas Monjas
Los hombres dedicados a dios no llevan toca pero los párrocos llevan sombreros de ala ancha denominadas "tejas", que se la tocan con la mano derecha para responder al saludo de sus feligreses. La mayoría de ellos cantan, aunque no sepan, y cuando hablan inclinan la cabeza hacia el hombro derecho, con una caída controlada para que no se les caiga la teja y ver el mundo ladeado. También llevan un anillo como las monjas, para que se sepa que están casados con dios, sera dios gay?, no, en todo caso es bisexual polígamo en fin un vicioso, igual que sus SA-CERDOTES Y SA-CERDO-TISAS.
y los que no somos nada, ¿que coño somos? seguramente unos CERDOS sin SA y sin TISAS